29 de agosto de 2010



Transantiago y la evasión: un problema de incentivos

*Esta columna la escribí para un ramo de Transportes que tengo en la U. Parece que está buena, porque me saqué el manso 7.0, y entonces quise compartirla con uds.
 

Uno de los pocos avances tecnológicos exitosamente implementados en el tan vapuleado sistema de transporte urbano capitalino, el Transantiago, fue el mecanismo de cobro en los buses: los validadores y la Tarjeta Bip! En el sistema antiguo, en donde era el propio chofer del bus quien hacía las veces de recaudador,  se provocaban situaciones de riesgo, al estar el conductor más preocupado de contar una a una las monedas, y dar el vuelto correcto, en vez de, justamente, conducir. Queja recurrente entre nosotros los estudiantes era el mal trato por parte de los conductores, muchos de los cuales se negaban a llevarnos gratuitamente, o con el pasaje a un valor rebajado, como lo estipula la ley. Sin embargo, el sistema de buses amarillo tenía una particularidad: al conductor se le pagaba por boleto cortado, lo que se traducía en que la evasión fuera prácticamente nula. Aún si el bus iba demasiado lleno, los pasajeros que se subían por la parte posterior hacían llegar el dinero del pasaje hacia el conductor, pasando las monedas de mano en mano por todo el vehículo.

Una vez implementado el Transantiago, la llegada de la Tarjeta Bip! fue todo un suceso: con tan solo acercar la tarjeta al validador, y escuchar el sonido característico, el pasaje estaba cancelado. Nunca más monedas, nunca más el conductor preocupado de cobrar, nunca más asaltos en las micros, nunca más los estudiantes tendríamos que depender del estado de ánimo del conductor para saber si podemos llegar a nuestros destinos o no. Además, al conductor ya no se le paga su sueldo en base a la cantidad de boletos cortados. Sin embargo, esto produjo otro problema: el conductor ya no tiene ningún incentivo para hacer pagar el valor del viaje a los evasores. Y es inherente al ser humano el responder a incentivos.

Según cálculos del Ministerio de Transportes, la evasión es de un 16,3% (Mayo 2010), y que el sistema deja de percibir unos US$7 millones al mes. Sin embargo, hace algunas semanas, un reportaje de Informe Especial en TVN reveló que hay zonas de Santiago en donde se produce hasta un 70% de evasión en horas puntas. Es decir, sólo 1 de cada 3 pasajeros paga efectivamente su pasaje. Y así, no hay sistema de transporte público que sobreviva.

Entonces, se me viene a la mente una gran pregunta: ¿cuál es el incentivo que tiene el santiaguino medio para pagar su pasaje?. Viéndolo así, no encuentro más respuesta que el peso moral que tiene la acción de pagar al oferente por un servicio prestado. Pero, si nos hacemos justamente la pregunta contraria, creo que encontraremos más respuestas. Es decir, ¿cuáles son los incentivos que tiene un santiaguino medio para no pagar su pasaje y evadir el cobro? Veamos: no pagar el pasaje significa un significativo ahorro de $500 –sin ser irónico, por lo demás-. ¿Y los desincentivos? La baja cantidad de fiscalizadores en terreno -60 para un universo de 7000 buses-, y las bajas multas, en caso de que tuvieras la suerte de toparte con un fiscalizador -la más alta asciende a $18.400- pareciera que no son desincentivos suficientes para detener la evasión. Puede sumarse a todo lo anterior la vergüenza social de verse sorprendido e increpado por los demás pasajeros evadiendo el cobro del pasaje.

Por lo mismo, las medidas anunciadas hace un par de meses por el Ministro del ramo, Felipe Morandé, van en la dirección correcta: aumentar los fiscalizadores en terreno –la meta es llegar a 4000 personas fiscalizadas por día, cuando hasta hace unos meses esta cifra se situaba en torno a 2000 personas-, y aumentar la construcción e implementación de zonas pagas. Además, el proyecto de ley promovido por el Ministerio, y aprobado recientemente en la Cámara de Diputados, también van en la misma dirección: se aumenta el valor de la multa -la más alta se situará en torno a $56.000-, y se crea un subregistro de pasajeros infractores por no pago de la tarifa de transporte público a nivel nacional, algo así como un “Dicom del Transporte Público”, que podría tener injerencias a futuro en otros temas, como por ejemplo, en la evaluación de beneficios sociales por parte de la red de protección social del Estado –aunque la Cámara acordó eliminar el inciso en el cual se excluía a priori a los postulantes a beneficios que hayan sido infraccionados-.  Todo es cosa de aplicar los incentivos –o desincentivos- correctos.

1 comentario:

  1. la gente que paga esta peligro de extinción xD
    ojala funcionen las medidas
    buen 7

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