19 de abril de 2009


J.L. Guerra: El salsero alegre...

Ante unas 15 mil personas, y con presencia mayoritaria de minas -de todo, pelolais y no tanto- se presentó anoche en la gigante Pista Atlética del Estadio Nacional el dominicano Juan Luis Guerra, trayendo su gira mundial "La Travesía", junto con Los 4.40 -que son como 15 no más, pero las hacen todas-. Y J.L., pasadas las 21.45, se bajaba de un avión en un video proyectado en la tremenda pantalla de LED's en el escenario -reafirmando que en Chile tenemos espectaculos de calidad-, y apareciendo detrás del telón con su inconfundible boina negra, tiró toda la carne a la parrilla de entradita: La Bilirrubina, Ojalá que Llueva Café, y El NIágara en Bicicleta fueron interpretados durante la primera media hora, para seguir con La Cosquillita, Visa Para Un Sueño, El Costo de la Vida, Burbujas de Amor y cuanta cancion conocida tiene este hombre. Y ahí nos damos cuenta que, aunque no seamos fans declarados de este artista, si conocemos, al menos, mas de la mitad de sus canciones, porque son muy "oreja", aparte que todas son terrible de bailables -unas más rápidas que otras-.


En el interludio, un show aparte de los 4.40: haciendo un baile a lo Thriller, de Michel Jackson, pero en ritmo caribeño, se robaron los aplausos y el cariño del respetable chileno, porque son la mansa banda, y sonaron espectacular. Se despidió con un cliché que la gente que viene a Chile ya nos tiene acostumbrado: una bandera chilena, pero la novedad fué que estaba cosida a otra dominicana. A eso de las 23.30, J.L. Guerra salió definitivamente del escenario, mientras que por las pantallas se proyectaba un video en donde se mezclaba gente de su tierra natal, junto con artistas internacionales, como Juanes o Montaner, con algo de crítica social, que el compositor refleja en alguna de sus canciones. Pero siempre sonriente. Y ahí esta la diferencia con otro personaje del estilo de J.L., y que lo vimos llorar arriba de Viña: Marc Anthony, que la prensa bautizó como el "salsero triste". Me quedo con guerra.

Antes del plato principal, estuvo el teloneo de La Noche, reafirmando el furor que se vive con esta banda, y que no se quedó sólo en el Festival de Viña. Mala nota merece la organización del evento: nunca nadie de los concurrentes supo cuando cresta iba a salir a tocar el grupo chileno. El resultado: me perdí Que Nadie se Entere, pero al menos escuché Lastima, y Quiero Ser Libre, y me dí por pagado. Para la anecdota queda la presentación del grupo dominicano Marteovenus, que los conocen en su casa no mas, y acá, ante el desconocimiento de ellos y de su presentación anoche -todos pensábamos que después de La Noche, saldría Guerra-, el público los escuchó con respeto como 2 canciones, y se desataron las pifias.

Con todo, J.L. Guerra y los 4.40 ha sido uno de los puntos más altos en este movido 1er semestre musical. Esperemos que sigan trayendo espectaculos de calidad a este pais. Por lo pronto, ahora se viene Oasis. Stay tuned.

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